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Recital de poemas de José Agustin Goytisolo

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lunes, 9 de diciembre de 2013

LUÍS CERNUDA

Luís Cernuda                                                                                                        
Luís Cernuda, poeta

Biografía


Nació en Sevilla en 1902. Hijo de padre militar, lo que le marcó profundamente por haberse criado en un ambiente familiar de rígida educación y bajo el imperio de  principios férreos e intransigentes. A los nueve años,  y con motivo del traslado de los restos fúnebres de Gustavo Adolfo Bécquer a Sevilla, comienza a leer poesía, influenciado por la personalidad del poeta muerto, y un profesor suyo le anima y corrige en sus primeras creaciones poéticas.

            Después de finalizar sus estudios secundarios, comenzó a cursar la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla, en 1919, lo que le proporcionó la posibilidad de conocer a Pedro Salinas, que fue su profesor y le influyó notablemente, ayudándole a publicar sus poemas.

            En 1920 fallece su padre, y en 1923 abandona provisonalmente sus estudios de Derecho en la Universidad hispalense para hacer el servicio militar, por lque ingresa en el Regimiento de Caballería de Sevilla. Reanuda sus estudios universitarios en 1924, y termina su licenciatura en 1926. Además de sus estudios, empieza a ser un asistente asiduo a las tertulias literarias organizadas por Pedro Salinas, junto a Higinio Capote y Joaquín Romero Marube, Comienza a leer a los clásicos españoles y a los autores franceses, especialmente a André Gide que le supone una revelación. Conoce a Juan Ramón Jiménez en 1925 y en ese mismo año publica sus poemas en Revista de Occidente

Más tarde, se traslado a Madrid, en 1926, y comienza a colaborar con publicaciones como La Verdad, Mediodía y Litoral –esta última revista es del matrimonio Altolaguirre, al que le profesará siempre un gran amistad y aprecio- y fue cuando empezó a tener contacto con los ambientes literarios, en los que se fraguaba lo que se llamaría después la Generación del 27.

            Perfil del aire, primera de sus  poemarios publicado, la imprime en la imprenta malagueña de Prados y Altolaguirre, pero esta obra es muy criticada por Juan Ramón Jiménez que la considera excesivamente influenciada por Jorge Guillén, lo que le molestará profundamente a Luís Cernuda que nunca le perdonará ese agravio.
A raíz del fallecimiento de su madre, en 1928,  se traslada por un corto período de tiempo a Málaga, ciudad en la que volvió a retomar su amistad con los poetas que colaboraban en la revista Litoral: Manuel Altolaguirre, José María Hinojosa y Emilio Prados, entre otros. En noviembre de ese año, Pedro Salinas le ayuda a conseguir un lectorado de español en la Universidad de Toulouse. Cargo que ocupará durante un año y, aprovechando su viaje a Francia, visita París, ciudad en la que se convierte en un apasionado aficionado al cine.

            Vuelve a a Madrid, en 1929, y comienza a trabajar en la librería de León Sánchez Cuesta, desde 1930,  y en esa época comienza a asistir a varias tertulias literarias con Vicente Aleixandre.y Federico García Lorca, poeta este último que le presenta a un joven gallego de profesión actor, Serafín Fernández Ferro, del que se enamora apasionadamente Cernuda, pero no es correspondido por el joven actor que sólo se acercará a Cernuda cuando necesita ayuda económica. Este amor fallido será el motivo de inspiración de varios libros de Cernuda Donde habite el olvido y Los placeres prohibidos. Una vez que concluye este insatisfactorio amor, Cernuda se interesa en las Misiones pedagógicas, en primer lugar en la sección Bibliotecas y, en segundo lugar, en Museo ambulante. Con esta nueva misión visita los pueblos de Castilla y Andalucía, conociendo en estos viajes a diferentes artistas e intelectuales de la época y colabora en la revista Octubre, de Rafael Alberti, en 1933. Al año siguiente, colabora en la revista Cruz y Raya, de José Bergamín, y publica sus traducciones de Holderlin, en 1934,

            Poco antes de comenzar la Guerra Civil, en 1936, participa en el homenaje a Valle-Inclán y publica la primera edición de su obra poética hasta el momento con el título de La realidad y el deseo..

            Al conocer el asesinato de Federico García Lorca, le dedica una emocionada elegía A un poeta muerto (F.G.L),  de cuyo poema fueron censurados los dos últimos párrafos.
            Después de permanecer dos meses como agregado de la Embajada Española en París, regresa a Madrid y se alista en el Batallón Alpino y por ello es enviado a la Sierra de Guadarrama. Pasa a Valencia en 1937, ciudad en la que colabora con Hora de España y publica la mencionada elegía a García Lorca. Asiste al II Congreso de Intelectuales Antifascistas de Valencia, en el que conoce a Octavio Paz, poeta y escritor al que volverá a ver en México tiempo después.
            Viaja al Reino Unido en 1938 con el fin de dar un ciclo de ocnferencias y conoce a Rafael Martínez Nadal, quien años más tarde sería uno de los principales estudiosos de Cernuda y su obra. En Oxfordshire es tutor de niños refugiados vascos y esta actividad fue la que le inspiró el poema Niño muerto. Trabajó más tarde como profesor en el internado Cranleigh School. Allí se aficiona a leer a los clásicos ingles, pero especialmente a los poetas metafísicos y a T.S. Elliot, y al griego Constantino Cavafis. También ejerce como lector en la Universidad de Glasgow, la Universidad de Cambridge, esto sería en 1943, y en el Instituto Español de Londres, dos años más tarde. Finaliza su poemario Las nubes y los poemas en prosa de Ocnos.
            Publica en 1944 Vivir sin estar viviendo , inspirado en otro nuevo amor y a partir de entonces comienza a ejercer como crítico literario tanto en el Bulletin of Hispanic Studies varios ensayos sobre poesía española. Además. Traduce Troilo y Cresida de Shakespeare, en 1945.
            Se exilia a EE.UU, en 1947, país en el que impartirá clases de literatura en el colegio femenino de Mount Holyoke (Massachussets), en el que permanecerá hasta 1952 y gracias a dicho trabajo consigue la siempre buscada estabilidad económica. Sus sucesivos viajes a México en 1949, 1950 y 1951, le acucian el deseo de vivir en una país de lengua hispana, siendo uno más de los muchos intelectuales exiliados en dicho país y acogidos generosamente por el presidente Lázaro Cárdenas.  Es invitado a viajar a Cuba, a fin de dar un ciclo de conferencias,  por invitación de la revista Orígenes y allí conoce y traba amistad con el escritor Lezama Lima y se reencuentra con María Zambrano.
            Se establece en México capital, en 1952, y allí vive otro amor personificado en un culturista llamado Salvador Alighieri a quien había conocido en el verano de 1951. A dicho nuevo amor dedica los Poemas para un cuerpo que sería publicado en 1957. Vuelve a reencontrarse con Octavio Paz y con el matrimonio Altolaguirre, especialmente trata a la esposa de Altolaguirre, Concha Méndez, con la que viaja en 1953 y pasa una temporada con ella en Coyoacán
            A partir de 1954, comienza a trabajar como profesor por horas en la Universidad Nacional Autónoma de México y realiza una investigación como becario en El Colegio de México y también colabora en diversas publicaciones mexicanas.
            En España, en 1955, Cernuda es reivindicado por un grupo de jóvenes poetas cordobeses llamado el Grupo Cántico, lo que le produce una gran alegría.  Al año siguiente comienza a escribir los primeros poemas de su nuevo poemario Desolación de la Quimera, y en 1957 se publican sus Estudios sobre poesía española contemporánea. Al año siguiente, publica en México en la Cultura, su biografía literaria Historial de un libro, con motivo de haber sido publicada la tercera edición revisada y ampliada de La realidad y el deseo
            Cuando fallece Manuel Altolaguirre, en 1959, edita la obra Poesías completas  del finado y comienza una intensa correspondencia con jóvenes poetas españoles. En 1960 sale publicados ensayos contenidos en las dos partes de Poesía y Literatura de Cernuda, por Carlos Barral como editor. En ese mismo año,  da clases durante un curso en la Universidad de California, en Los Ángeles. Desde 1961 a 1962 es profesor visitante o invitado en San Francisco y es en este último año cuando se publica en México su poemario Desolación de la Quimera. Vuelve a impartir un curso en Los ángeles.
fallece, el 5 de noviembre de 1963, en la Ciudad de México y es enterrado en la sección española del Panteón Jardín.

Comentarios sobre su obra poética:

Su obra poética está impregnada por un tono intimista en la que aparecen como notas predominantes la sensación de soledad, de profunda y exaltada sensibilidad y del dolor largamente asumido que parece traspasar toda su obra.
Su condición de homosexual, nunca negada por el poeta, le hace estar siempre en un estado profundo de descontenta con la sociedad, de enajenado de un mundo que no acepta su condición sexual, lo que le hace confesar que se siente “un inadaptado” Especialmente, se sintió marginado en la España de su época por la intransigencia moral de entonces que le hace decir  de España que es «un país donde todo nace muerto, vive muerto y muere muerto», como escribe  en Desolación de la Quimera. Esa misma inadaptación y rebeldía le produce una profunda sensación de aislamiento por lo que escribe de sí mismo que se sentía como “un naipe cuya baraja· se ha perdido” en alusión metafórica a un mundo que, por rechazar su condición de homosexual, le hace sentir que no está entre semejantes, entre iguales, sino que es alguien que, por distinto, se siente cada vez más solo, más aislado entre seres dispares.

Sus principales influencias literarias se encuentran entre los poetas románticos, desde el propio Bécquer al que leyó  en su infancia, pasando por Keats, Holderling,; pero sin olvidar la  profunda influencia que en él tuvo la lectura de los clásicos, en especial Garcilaso de la Vega.

            Por pertenecer al movimiento poético llamado Generación del 27, se puede encontrar en él, al igual que en otros poetas de dicha generación, un deseo de sintetizar todas las claras influencias recibidas. Se puede afirmar que su obra se sustenta en el eje de la dualidad entre  la voluntad de realización personal, que es el deseo, y la realidad  que impone la propia sociedad en la que vive. Esta dualidad ofrece la nota del romanticismo claramente. Por ello, los temas que aborda con mayor frecuencia son los propios del romanticismo: la soledad, el amor (siempre insatisfecho en su logro apasionado), y la aspiración de un mundo mejor, más humano. Su estilo poético es original y propio y no se ajusta a ninguna moda literaria, a pesar de que en los inicios de su labor poética se circunscribe a la poesía pura –Poesía del aire-,, el clasicismo garcilasiano –Égloga, elegía y oda- y llega a cultivar el surrealismo  –Un rio, un amor y Placeres prohibidos-, pero se nota en él un giro que se decanta claramente por un estilo mucho más sencillo, más personal  y que se fundamenta en un rechazo triple: de los ritmos muy pronunciados, de la rima, y de las imágenes metafóricas muy elaboradas, por lo que desea cada vez más utilizar un lenguaje coloquial, exento de toda artificiosidad
            Su obra capital se podrái decir que es Donde habite el olvido (1932-1933), en el que se expresa con un lenguaje ya propio, y obra esta en la que se manifiesta la desolación, la tristeza, pero todo ello dentro de una absoluta y demoledora sinceridad. Otro libro del mismo tono que el anterior es Invocaciones a las gracias del mundo (1934-1935) que gira en torno de  tres temas  que son recurrentes en este poeta: la belleza del cuerpo masculino, el sino de todo artista y su concepción de la soledad.
            Es a partir de la Guerra Civil cuando empieza a experimentar con su depuración estilística, y comienza a escribir sobre el dolor de la Patria perdida y añorada y también, rechazada, al mismo tiempo, por lo que representa de intransigencia y oscurantismo; y en ésta como en toda su obra posterior sigue puesto de manifiesto el profundo pesimismo y desolación que le acompaña siempre y que culmina en Desolación de la quimera (1956-1962)





Obra de Luís Cernuda

BIBLIOGRAFÍA                                                                                                                  
Luís Cernuda, poeta.


Poesía

Perfil del aire, 4.º suplemento de Litoral, Málaga, 1927.

Gerardo Diego, Poesía española. Antología 1915-1931, Madrid, Signo, 1932.

La invitación a la poesía. Madrid, La Tentativa Literaria, 1933.

Donde habite el olvido, Madrid, Signo, 1934.

El joven marino, Madrid, col. Héroe, 1936.

La Realidad y el Deseo, Madrid, Cruz y Raya, Ediciones del Árbol, 1936. 2.ª ed., Séneca, México, 1940.3.ª ed., corr. y aum., México, Fondo de Cultura Económica, 1958

Las nubes, Buenos Aires, Schapire, col. Rama de oro, 1943.

Como quien espera el alba, Buenos Aires, Losada, col. Poetas de España y América, 1947.

Poemas para un cuerpo, Málaga, Caracola, col. A quien conmigo va, 1957.

Díptico español, (1960-1961). Poemas, Bogotá, Mito, 1961.

Desolación de la Quimera (1956-1962), México, Joaquín Mortiz, 1962.


Prosa

Ocnos (1940-1942), Londres, The Dolphin, 1942.

Tres narraciones, Buenos Aires, Imán, 1948.

Ocnos, 2.ª ed., aum., Madrid, Ínsula, 1949.

Variaciones sobre tema mexicano, México, Porrúa y Obregón, col. México y lo mexicano, 1952.

Ocnos, 3.ª ed., aum., Xalapa, Universidad Veracruzana, 1963.


Estudios literarios


Estudios sobre poesía española contemporánea, Madrid, Guadarrama, 1957.

Pensamiento poético en la lírica inglesa (siglo XIX), México, Imprenta Universitaria, 1958.

Poesía y literatura, I, Barcelona, Seix Barral, 1960.

ENLACES

http://www.cernuda.org

http://cvc.cervantes.es/actcult/cernuda/default.htm


Poemas de Luís Cernuda


Luis Cernuda
QUISIERA ESTAR SOLO EN EL SUR

Quizá mis lentos ojos no verán más el sur
de ligeros paisajes dormidos en el aire,
con cuerpos a la sombra de ramas como flores
o huyendo en un galope de caballos furiosos.

El sur es un desierto que llora mientras canta,
y esa voz no se extingue como pájaro muerto;
hacia el mar encamina sus deseos amargos
abriendo un eco débil que vive lentamente.

En el sur tan distante quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;
su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su oscuridad, su luz son bellezas iguales.

Un río, un amor (1929)

He venido para ver

He venido para ver semblantes
Amables como viejas escobas,
He venido para ver las sombras
Que desde lejos me sonríen.

He venido para ver los muros
En el suelo o en pie indistintamente,
He venido para ver las cosas,
Las cosas soñolientas por aquí.

He venido para ver los mares
Dormidos en cestillo italiano,
He venido para ver las puertas,
El trabajo, los tejados, las virtudes
De color amarillo ya caduco.

He venido para ver la muerte
Y su graciosa red de cazar mariposas,
He venido para esperarte
Con los brazos un tanto en el aire,
He venido no sé por qué;
Un día abrí los ojos: he venido.

Por ello quiero saludar sin insistencia
A tantas cosas más que amables:
Los amigos de color celeste,
Los días de color variable,
La libertad del color de mis ojos;

Los niñitos de seda tan clara,
Los entierros aburridos como piedras,
La seguridad, ese insecto
Que anida en los volantes de la luz.

Adiós, dulces amantes invisibles,
Siento no haber dormido en vuestros brazos.
Vine por esos besos solamente;
Guardad los labios por si vuelvo.

Los placeres prohibidos
 (1931)

Como leve sonido


Como leve sonido:
hoja que roza un vidrio,
agua que acaricia unas guijas,
lluvia que besa una frente juvenil;

Como rápida caricia:
pie desnudo sobre el camino,
dedos que ensayan el primer amor,
sábanas tibias sobre el cuerpo solitario;

Como fugaz deseo:
seda brillante en la luz,
esbelto adolescente entrevisto,
lágrimas por ser más que un hombre;

Como esta vida que no es mía
y sin embargo es la mía,
como este afán sin nombre
que no me pertenece y sin embargo soy yo;

Como todo aquello que de cerca o de lejos
me roza, me besa, me hiere,
tu presencia está conmigo fuera y dentro,
es mi vida misma y no es mi vida,
así como una hoja y otra hoja
son la apariencia del viento que las lleva.

Los placeres prohibidos (1931)


QUÉ RUIDO TAN TRISTE

Qué ruido tan triste el que hacen dos cuerpos cuando se aman,
parece como el viento que se mece en otoño
sobre adolescentes mutilados,
mientras las manos llueven,
manos ligeras, manos egoístas, manos obscenas,
cataratas de manos que fueron un día
flores en el jardín de un diminuto bolsillo.

Las flores son arena y los niños son hojas,
y su leve ruido es amable al oído
cuando ríen, cuando aman, cuando besan,
cuando besan el fondo
de un hombre joven y cansado
porque antaño soñó mucho día y noche.

Mas los niños no saben,
ni tampoco las manos llueven como dicen;
así el hombre, cansado de estar solo con sus sueños,
invoca los bolsillos que abandonan arena,
arena de las flores,
para que un día decoren su semblante de muerto.

Los placeres prohibidos (1931)

Te quiero.

Te lo he dicho con el viento,
jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano impetuoso;

Te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;

Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;

Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino;

Te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.

Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.

Los placeres prohibidos (1931) 

DIRÉ CÓMO NACISTEIS

Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos,
Como nace un deseo sobre torres de espanto,
Amenazadores barrotes, hiel descolorida,
Noche petrificada a fuerza de puños,
Ante todos, incluso el más rebelde,
Apto solamente en la vida sin muros.

Corazas infranqueables, lanzas o puñales,
Todo es bueno si deforma un cuerpo;
Tu deseo es beber esas hojas lascivas
O dormir en esa agua acariciadora.
No importa;
Ya declaran tu espíritu impuro.

No importa la pureza, los dones que un destino
Levantó hacia las aves con manos imperecederas;
No importa la juventud, sueño más que hombre,
La sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestad
De un régimen caído.

Placeres prohibidos, planetas terrenales,
Miembros de mármol con sabor de estío,
Jugo de esponjas abandonadas por el mar,
Flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre.

Soledades altivas, coronas derribadas,
Libertades memorables, manto de juventudes;
Quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua,
Es vil como un rey, como sombra de rey
Arrastrándose a los pies de la tierra
Para conseguir un trozo de vida.

No sabía los límites impuestos,
Límites de metal o papel,
Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,
Adonde no llegan realidades vacías,
Leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos.

Extender entonces una mano
Es hallar una montaña que prohíbe,
Un bosque impenetrable que niega,
Un mar que traga adolescentes rebeldes.

Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,
Ávidos dientes sin carne todavía,
Amenazan abriendo sus torrentes,
De otro lado vosotros, placeres prohibidos,
Bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,
Tendéis en una mano el misterio.
Sabor que ninguna amargura corrompe,
Cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.

Abajo, estatuas anónimas,
Sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;
Una chispa de aquellos placeres
Brilla en la hora vengativa.
Su fulgor puede destruir vuestro mundo.

Los placeres prohibidos (1931)

Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

Donde habite el olvido (1932-1933)

Adolescente fui en días idénticos a nubes,

Adolescente fui en días idénticos a nubes,
cosa grácil, visible por penumbra y reflejo,
y extraño es, si ese recuerdo busco,
que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.

Perder placer es triste
como la dulce lámpara sobre el lento nocturno;
aquél fui, aquél fui, aquél he sido;
era la ignorancia mi sombra.

Ni gozo ni pena; fui niño
prisionero entre muros cambiantes;
historias como cuerpos, cristales como cielos,
sueño luego, un sueño más alto que la vida.

Cuando la muerte quiera
una verdad quitar de entre mis manos,
las hallará vacías, como en la adolescencia
ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.

Donde habite el olvido (1932-1933)

A UN POETA MUERTO
(F.G.L.)

Así como en la roca nunca vemos
La clara flor abrirse,
Entre un pueblo hosco y duro
No brilla hermosamente
El fresco y alto ornato de la vida.
Por esto te mataron, porque eras
Verdor en nuestra tierra árida
Y azul en nuestro oscuro aire.

Leve es la parte de la vida
Que como dioses rescatan los poetas.
El odio y destrucción perduran siempre
Sordamente en la entraña
Toda hiel sempiterna del español terrible,
Que acecha lo cimero
Con su piedra en la mano.

Triste sino nacer
Con algún don ilustre
Aquí, donde los hombres
En su miseria sólo saben
El insulto, la mofa, el recelo profundo
Ante aquel que ilumina las palabras opacas
Por el oculto fuego originario.

La sal de nuestro mundo eras,
Vivo estabas como un rayo de sol,
Y ya es tan sólo tu recuerdo
Quien yerra y pasa, acariciando
El muro de los cuerpos
Con el dejo de las adormideras
Que nuestros predecesores ingirieron
A orillas del olvido.

Si tu ángel acude a la memoria,
Sombras son estos hombres
Que aún palpitan tras las malezas de la tierra;
La muerte se diría
Más viva que la vida
Porque tú estás con ella,
Pasado el arco de tu vasto imperio,
Poblándola de pájaros y hojas
Con tu gracia y tu juventud incomparables.

Aquí la primavera luce ahora.
Mira los radiantes mancebos
Que vivo tanto amaste
Efímeros pasar junto al fulgor del mar.
Desnudos cuerpos bellos que se llevan
Tras de sí los deseos
Con su exquisita forma, y sólo encierran
Amargo zumo, que no alberga su espíritu
Un destello de amor ni de alto pensamiento.

Igual todo prosigue,
Como entonces, tan mágico,
Que parece imposible
La sombra en que has caído.
Mas un inmenso afán oculto advierte
Que su ignoto aguijón tan sólo puede
Aplacarse en nosotros con la muerte,
Como el afán del agua,
A quien no basta esculpirse en las olas,
Sino perderse anónima
En los limbos del mar.

Pero antes no sabías
La realidad más honda de este mundo:
El odio, el triste odio de los hombres,
Que en ti señalar quiso
Por el acero horrible su victoria,
Con tu angustia postrera
Bajo la luz tranquila de Granada,
Distante entre cipreses y laureles,
Y entre tus propias gentes
Y por las mismas manos
Que un día servilmente te halagaran.

Para el poeta la muerte es la victoria;
Un viento demoníaco le impulsa por la vida,
Y si una fuerza ciega
Sin comprensión de amor
Transforma por un crimen
A ti, cantor, en héroe,
Contempla en cambio, hermano,
Cómo entre la tristeza y el desdén
Un poder más magnánimo permite a tus amigos
En un rincón pudrirse libremente.

Tenga tu sombra paz,
Busque otros valles,
Un río donde del viento
Se lleve los sonidos entre juncos
Y lirios y el encanto
Tan viejo de las aguas elocuentes,
En donde el eco como la gloria humana ruede,
Como ella de remoto,
Ajeno como ella y tan estéril.

Halle tu gran afán enajenado
El puro amor de un dios adolescente
Entre el verdor de las rosas eternas;
Porque este ansia divina, perdida aquí en la tierra,
Tras de tanto dolor y dejamiento,
Con su propia grandeza nos advierte
De alguna mente creadora inmensa,
Que concibe al poeta cual lengua de su gloria
Y luego le consuela a través de la muerte.

Las nubes (1934-1940)

Las nubes (1934-1940)

Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Donde habite el olvido (1932-1933)

LOS FANTASMAS DEL DESEO

A Bernabé Fernández-Canivell



Yo no te conocía, tierra;
con los ojos inertes, la mano aleteante,
lloré todo ciego bajo tu verde sonrisa,
aunque, alentar juvenil, sintiera a veces
un tumulto sediento de postrarse,
como huracán henchido aquí en el pecho;
ignorándote, tierra mía,
ignorando tu alentar, huracán o tumulto,
idénticos en esta melancólica burbuja que yo soy
a quien tu voz de acero inspirara un menudo vivir.

Bien sé ahora que tú eres
quien me dicta esta forma y este ansia;
sé al fin que el mar esbelto,
la enamorada luz, los niños sonrientes,
no son sino tú misma;
que los vivos, los muertos,
el placer y la pena,
la soledad, la amistad,
la miseria, el poderoso estúpido,
el hombre enamorado, el canalla,
son tan dignos de mí como de ellos yo lo soy;
mis brazos, tierra, son ya más anchos, ágiles,
para llevar tu afán que nada satisface.

El amor no tiene esta o aquella forma,
no puede detenerse en criatura alguna;
todas son por igual viles y soñadoras.
Placer que nunca muere
beso que nunca muere,
sólo en ti misma encuentro, tierra mía.
Nimbos de juventud, cabellos rubios o sombríos,
rizosos o lánguidos como una primavera,
sobre cuerpos cobrizos, sobre radiantes cuerpos
que tanto he amado inútilmente,
no es en vosotros donde la vida está, sino en la tierra,
en la tierra que aguarda, aguarda siempre
con sus labios tendidos, con sus brazos abiertos.

Dejadme, dejadme abarcar, ver unos instantes
este mundo divino que ahora es mío,
mío como lo soy yo mismo,
como lo fueron otros cuerpos que estrecharon mis brazos,
como la arena, que al besarla los labios
finge otros labios, dúctiles al deseo,
hasta que el viento lleva sus mentirosos átomos.

Como la arena, tierra,
como la arena misma,
la caricia es mentira, el amor es mentira, la amistad es mentira.
Tú sola quedas con el deseo,
con este deseo que aparenta ser mío y ni siquiera es mío,
sino el deseo de todos,
malvados, inocentes,
enamorados o canallas.

Tierra, tierra y deseo.
Una forma perdida.

EL ANDALUZ

Sombra hecha de luz,
que templando repele,
es fuego con nieve
el andaluz.

Enigma al trasluz,
pues va entre gente solo,
es amor con odio
el andaluz.

Oh hermano mío, tú.
Dios, que te crea,
será quién comprenda
al andaluz.

Como quien espera el alba (1941-1944)

EL VIENTO Y EL ALMA

Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.

Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie.

Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy cárcel,
fue viento libre, y recuerda.

Vivir sin estar viviendo (1944-1949)

LIMBO

A Octavio Paz

La plaza sola (gris el aire,
negros los árboles, la tierra
manchada por la nieve),
parecía, no realidad, mas copia
triste sin realidad. Entonces,
ante el umbral, dijiste:
viviendo aquí serías
fantasma de ti mismo.

Inhóspita en su adorno
parsimonioso, porcelanas, bronces,
muebles chinos, la casa
oscura toda era,
pálidas sus ventanas sobre el río,
y el color se escondía
en un retablo español, en un lienzo
francés, su brío amedrentado.

Entre aquellos despojos,
proyecto, el dueño estaba
sentado junto a su retrato
por artista a la moda en años idos,
imagen fatua y fácil
del dilettante, divertido entonces
comprando lo que una fe creara
en otro tiempo y otra tierra.

Allí con sus iguales,
damas imperativas bajo sus afeites,
caballeros seguros de sí mismos,
rito social cumplía,
y entre el diálogo moroso,
tú oyendo alguien me dijo: "Me ofrecieron
la primera edición de un poeta raro,
y la he comprado", tu emoción callaste.

Así, pensabas, el poeta
vive para esto, para esto
noches y días amargos, sin ayuda
de nadie, en la contienda
adonde, como el fénix, muere y nace,
para que años después, siglos
después, obtenga al fin el displicente
favor de un grande en este mundo.

Su vida ya puede excusarse,
porque ha muerto del todo;
su trabajo ahora cuenta,
domesticado para el mundo de ellos,
como otro objeto vano,
otro ornamento inútil;
y tú cobarde, mudo
te despediste ahí, como el que asiente,
más allá de la muerte, a la injusticia.

Mejor la destrucción, el fuego.

Con las horas contadas (1950-1956)

PEREGRINO

¿Volver? Vuelva el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.

Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.

Desolación de la quimera (1956-1962)


miércoles, 29 de mayo de 2013

GERARDO DIEGO

                                                                                                                                            
Gerardo Diego, poeta.
por Ana Alejandre
Vida.-

Nació en Cendoya (Santander) el 13 de octubre de 1896. Séptimo hijo de de Manuel Diego Barquín y de Ángela Cendoya Uría, dueños de un comercio de tejidos en dicha localidad.

Cursó estudios en el Instituto General y Técnico de Santander, estudios que compaginaba con las clases de piano, instrumento del que llegó a ser un excelente intérprete. Igualmente, se interesó desde muy pronta edad por la poesía y ya a los trece años comenzó a escribir sus primeros textos poéticos., Posteriormente, curso los estudios de licenciatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Deusto.

Se trasladó a Madrid, en 1916, para cursar los estudios de Doctorado que finalizó en 192 Obtuvo una cátedra de instituto que le llevó a ejercer tanto en Santander, Gijón Soria y Madrid, sucesivamente, y publicó su primer poemario El romancero de la novia a lo que le ayudó Juan Ramón Jiménez a quien le habría presentado el poeta León Felipe.

En estos años, había comenzado a asistir a la tertulia Ultra y también se hizo asiduo del Ateneo de Madrid, colaborando en la revistaCervantes, dirigida por Guillermo de Torre, y también en las publicaciones Grecia y Ultra. Fue en estos años cuando comenzó a relacionarse con escritores y poetas de la talla de Pedro Salinas, Rafael Sánchez Mazas y Federico García Lorca, Cansinos-Assens, Isaac del Vando-Villar, Guillermo de Torre, Alfonso Reyes y otros muchos, pero la amistad más profunda, tanto en el terreno literario como en el personal, fue con Juan Larrea.

Realizó su primer viaje a París y Normandía, invitado por Huidobro, en 1922, donde conoció a Juan Gris, Ferdinand Léger y María Blanchard y a otros muchos artistas vanguardistas importantes de la época.

En 1925 fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura por su poemario Versos humanos. A partir de 1927, comenzó a publicar en las revistas Carmen y Lola, en Santander, de las que fue director, eminentemente vanguardistas

En una tertulia de café, en abril de 1926, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Melchor Fernández Almagro, y Gerardo Diego decidieron celebrar el Centenario de Góngora y en reuniones posteriores diseñaron el plan de ediciones, que dió lugar a la llamada Generación del 27.

Recopiló la importante antología Poesía española contemporánea (1915-1932) que reunía a los más importantes poetas de la llamada Generación del 27, a la que está adscrito. En estos años comenzó a ejercer como crítico musical en distintos diarios españoles y, además, en una faceta poco conocida de este gran poeta, también ejerció como crítico taurino en diversas publicaciones.

Contrajo matrimonio en 1934, y la Guerra Civil le sorprende estando de vacaciones en Francia, donde permanece hasta finalizada la contienda, ya que volvió a Madrid, a ejercer como catedrático en el Instituto Beatriz Galindo de esta ciudad, donde permaneció hasta la fecha de su jubilación, en 1966.

Dio conferencias e impartió cursos por todo el mundo y, fue elegido para la Real Academia de la Lengua, por unanimidad en 1947.

Obtuvo un segundo Premio Nacional de Literatura en 1956 y, en 1979, se le concedió el Premio Cervantes.
Falleció en Madrid, el 8 de julio de 1987, y sus restos reposan en el cementerio de Pozuelo de Alarcón.


Obra.-

La poesía de Gerardo Diego, se podría definir por estar dotada de una rica variedad y se puede dividir en dos corrientes o tendencias distintas: una, la tradicional, y otra que busca los caminos de expresión dentro de un evidente y marcado vanguardismo. Él mismo afirmaba estas dos tendencias que subyacen en su obra poética, diciendo textualmente: “Yo no soy responsable de que me atraigan simultáneamente el campo y la ciudad, la tradición y el futuro; de que me encante el arte nuevo y me extasíe el antiguo; de que me vuelva loco la retórica hecha, y me torne más loco el capricho de volver a hacérmela —nueva— para mi uso personal e intransferible”.

Sin embargo, y a pesar de esta dicotomía de estilos poéticos, su obra no está dividida formal y conceptualmente de forma irreconciliable, sino que posee la unidad que le confiere el hecho íntimo de ser la expresión de un poeta, en plena y absoluta libertad, que le permite crear una obra que ofrece una doble y rica variedad formal que no deja, por ello, de ser la misma voz quien subyace debajo de cada una de ellas en dos idiomas, en sentido figurado, que se expresa. Por eso mismo, su deseo de experimentación lo hace incluso en sonetos de corte tradicional en métrica y ritmo, buscando así un deseo de innovación de lo clásico, sin perder, por ello, su propia naturaleza.

Su obra, por tanto, se puede dividir en poesía “de creación” y “de “expresión”. En cuanto a esta última tendencia que se observa en su obra poética, se pueden indicar como obras destacadas Versos humanos (1925) que le consagró ante la crítica y que, como ya se ha dicho, le fue premiado con el Premio Nacional de Literatura, y Nocturnos de Chopin (1963), siendo ésta última una obra en la que está de manifiesto, como en gran parte de su producción poética, la influencia simbolista y a la manifestación de las sensaciones que le proporcionaba la audición de la música, porque no hay que olvidar que era un extraordinario pianista.

Se advierte también la influencia de Juan Ramón Jiménez, en una primera etapa, poeta venerado por la generación más joven de poetas, y de cuya etapa se pueden destacar como más importantes obras como Ángeles de Compostela (1940), Alondra de la verdad (1941), Canciones(1959) y Odas morales (1966), todas ellas están dotadas de una gran perfección formal y estilística.

La crítica casi unánimemente, afirma que la obra vanguardista de Gerardo Diego es la que tiene un mayor valor, tendencia ésta que el poeta cultiva desde muy joven y mantiene durante toda su vida., lo que le hace teorizar sobre el tema, y pronunciarse en cuanto a su alejamiento de las otras corrientes vanguardistas como el surrealismo o el ultraísmo, aunque en ésta última podría encuadrarse uno de sus primeros poemarios titulado Evasión (1919). Otro de sus poemarios, Imagen (1922) parece intentar crear meramente una imagen compleja pero que no refleja nada, sino la simple apariencia de sí misma, en un vació conceptual que busca intencionadamente.

Otras obras como son Manuel de espuma (1924), Fábula de Equis y Zeda (1932), Poemas adrede (1932) y Limbo (1951), son producto de su otra tendencia creacionista, en las que pone en juego el sentido léxico y semántico que contienen planteamientos en cierta forma extraños e inquietantes. Se destaca en estos títulos los experimentos con sus rimas crea atmósferas insólitas, desconcertantes que consigue dar a la expresión poética una total y absoluta libertad e independencia del propio concepto. Las palabras así toman vida propia y se desgajan, ayudadas por la puntuación que intensifican el sentido innovador, magnético y casi perturbador de su poesía.

Su obra completa apareció publicada en dos tomos, en 1989, preparados por él mismo poco antes de su muerte.

Tanto su poesía, como su propia personalidad, estuvieron dotadas de una gran riqueza y versatilidad porque, además de ser el genuino representante español del el Creacionismo y el Ultraísmo, tuvo otras facetas menos conocidas como fueron las de pianista, profesor, crítico literario y musical, articulista, musicólogo y, por si esto fuera poco, crítico taurino y pintor.

Quizás, esta versatilidad y talante polifacético, le permitió tener una creatividad que pudo compaginar en sus dos vertientes: tradicional y vanguardista, sin que ninguna de ellas avasallara a la otra, porque pudo expresarse con acierto en ambas y crear una obra con valor y carácter personal que le ha hecho ser considerado como uno de los más importantes poetas de la Generación del 27 y de las letras españolas del siglo XX.

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Véase:

EL VEINTISIETE EN VANGUARDIA: HACIA UNA LECTURA HISTORICA DE LAS POETICAS MODERNA Y CONTEMPORANEA (I PREMIO INTERNACIONAL GERARDO DIEGO DE INVESTIGACION LITERARIA 2001), de GARCIA, MIGUEL ANGEL, PRE-TEXTOS, 2001.-

GERARDO DIEGO (1896-1996), de VV.AA. y MUÑOZ-ALONSO, AGUSTIN (COORDS.), UNIVERSIDAD CASTILLA-LA MANCHA, 1997.-

GERARDO DIEGO Y EL III CENTENARIO DE GONGORA: CORRESPONDENCIA INE DITA de DIEGO, GERARDO,PRE-TEXTOS, 2001.

CORRESPONDENCIA PEDRO SALINAS, GERARDO DIEGO, JORGE GUILLEN: (192 0-1983), de DIEGO, GERARDO y SALINAS, PEDRO y GUILLEN, JORGE,PRE-TEXTOS, 1996


Bilbiografía y Premios de Gerardo Diego


Gerardo Diego, poeta.
BIBLIOGRAFÍA

El romancero de la novia, Santander, Imp. J. Pérez, 1920.

Imagen. Poemas (1918–1921), M., Gráfica de Ambos Mundos, 1922.

Soria. Galería de estampas y efusiones, Valladolid, Libros para amigos, 1923.

Manual de espumas, M., Cuadernos Literarios (La Lectura), 1924.

Versos humanos, M., Renacimiento, 1925 (Premio Nacional de Literatura 1924–1925).

Viacrucis, Santander, Talleres Aldus, 1931.

Fábula de Equis y Zeda, México, Alcancía, 1932.

Poemas adrede, México, Alcancía, 1932.

Ángeles de Compostela, M., Patria, 1940 (nueva versión completa: M., Giner, 1961).

Alondra de verdad, M., Escorial, 1941.

Primera antología de sus versos, M., Espasa-Calpe, 1941.

Romances (1918–1941), M., Patria, 1941.

Poemas adrede, M., Col. Adonais, 1943 (Edición completa).

La sorpresa, M., CSIC, 1944.

Hasta siempre, M., Mensajes, 1948.

La luna en el desierto, Santander, Vda F. Fons, 1949.

Limbo, Las Palmas de Gran Canaria, El Arca, 1951.

Visitación de Gabriel Miró, Alicante, 1951.

Dos poemas (Versos divinos), Melilla, 1952.

Biografía incompleta, M., Cultura Hispánica, 1953 (Ilustraciones de José Caballero. 2ª edición con nuevos poemas: M., Cultura Hispánica, 1967).

Segundo sueño (Homenaje a Sor Juan Inés de la Cruz), Santander, Col. Tito Hombre, 1953 (Xilografías de Joaquín de la Fuente).

Variación, M., Neblí, 1954.

Amazona, M., Ágora, 1956.

Égloga a Antonio Bienvenida, Santander, Ateneo, 1956.

Paisaje con figuras, Palma de Mallorca, Papeles de Sons Armadans, 1956 (Premio Nacional de Literatura).

Amor solo, M., Espasa-Calpe, 1958 (Premio Ciudad de Barcelona 1952).

Canciones a Violante, M., Punta Europa, 1959.

Glosa a Villamediana, M., Palabra y Tiempo, 1961.

La rama, Santander, La isla de los ratones, 1961.

Mi Santander, mi cuna, mi palabra, Santander, Diputación, 1961.

Sonetos a Violante, Sevilla, La Muestra, 1962.

La suerte o la muerte. Poema del toreo, M., Taurus, 1963.

Nocturnos de Chopin, M., Bullón, 1963.

El jándalo (Sevilla y Cádiz)´, M., Taurus, 1964.

Poesía amorosa 1918–1961, B., Plaza y Janés, 1965.

El Cordobés dilucidado y vuelta del peregrino, M., Revista de Occidente, 1966.

Odas morales, Málaga, Librería Anticuaria El Guadalhorce, 1966.

Variación 2, Santander, Clásicos de Todos los Años, 1966.

Segunda antología de sus versos (1941–1967), M., Espasa-Calpe, 1967.

La fundación del querer, Santander, La isla de los ratones, 1970.

Versos divinos, M., Alforjas para la poesía española (Fundación Conrado Blanco), 1971.

Cementerio civil, B., Plaza y Janés, 1972.

Carmen jubilar, Salamanca, Álamo, 1975.

Cometa errante, B., Plaza y Janés, 1985.


PREMIOS

Premio Nacional de Literatura, ex aequo con Rafael Alberti, 1925

Premio Nacional de Literatura, 1956

Premio Cervantes, 1979


ENLACES

http://www.fundaciongerardodiego.com/

http://www.sc.ehu.es/pswlojaa/gabi/gdiego1.htm

http://www.soria-goig.org/senderos/autores/gerardod2.htm

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=cul&fech=07/11/2007&name=gerardo

http://www.educa.madrid.org/web/ies.gerardodiego.pozuelodealarcon/GerardoDiego.htm

http://sapiens.ya.com/narci3012/gerar.htm


Pemas de Gerardo Diego

                                                                                                                             
Gerardo Diego, poeta
LAS TRES HERMANAS

Estabais las tres hermanas,

las tres de todos los cuentos,

las tres en el mirador

tejiendo encajes y sueños.


Y yo pasé por la calle

y miré... Mis pasos secos

resonaron olvidados

en el vesperal silencio.


La mayor miró curiosa,

y la mediana riendo

me miró y te dijo algo...

Tú bordabas en silencio,


como si no te importase,

como si te diese miedo.

Y después te levantaste

y me dijiste un secreto


en una larga mirada,

larga, larga... Los reflejos

en las vidrieras borrosas

desdibujaban tu esbelto


perfil. Era tu figura

la flor de un nimbo de ensueño.

... Tres erais, tres, las hermanas

como en los libros de cuento.

El romancero de la novia (1918)



BRINDIS

A mis amigos de Santander que festejaron

mi nombramiento profesional.


Debiera hora deciros: —«Amigos,

muchas gracias», y sentarme, pero sin ripios.

Permitidme que os lo diga en tono lírico,

en verso, sí, pero libre y de capricho.

Amigos:

dentro de unos días me veré rodeado de chicos,

de chicos torpes y listos,

y dóciles y ariscos,

a muchas leguas de este Santander mío,

en un pueblo antiguo,

tranquilo

y frío,

y les hablaré de versos y de hemistiquios,

y del Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),

y de pluscuamperfectos y de participios,

y el uno bostezará y el otro me hará un guiño.

Y otro, seguramente el más listo,

me pondrá un alias definitivo.

Y así pasarán cursos monótonos y prolijos.

Pero un día tendré un discípulo,

un verdadero discípulo,

y moldearé su alma de niño

y le haré hacerse nuevo y distinto,

distinto de mí y de todos: él mismo.

Y me guardará respeto y cariño.

Y ahora os digo:

amigos,

brindemos por ese niño,

por ese predilecto discípulo,

por que mis dedos rígidos

acierten a moldear su espíritu,

y mi llama lírica prenda en su corazón virgíneo,

y por que siga su camino

intacto y limpio,

y porque este mi discípulo,

que inmortalice mi nombre y mi apellido,

... sea el hijo,

el hijo

de uno de vosotros, amigos.

Versos humanos (1918-1924)



CUADRO

A Maurice Raynal


El mantel jirón del cielo

es mi estandarte

y el licor del poniente

da su reflejo al arte


Yo prefiero el mar cerrado

y al sol le pongo sordina

Mi poesía y las manzanas

hacen la atmósfera más fina


Enmedio la guitarra

Amémosla


Ella recoge el aire circundante

Es el desnudo nuevo

venus del siglo o madona sin infante


Bajo sus cuerdas los ríos pasan

y los pájaros beben el agua sin mancharla


Después de ver el cuadro

la luna es más precisa

y la vida más bella


El espejo doméstico ensaya una sonrisa

y en un transporte de pasión

canta el agua enjaulada en la botella

Manual de espumas (1922)



A C. A. DEBUSSY

Sonidos y perfumes, Claudio Aquiles,

giran al aire de la noche hermosa.

Tú sabes dónde yerra un son de rosa,

una fragancia rara de añafiles


con sordina, de crótalos sutiles

y luna de guitarras. Perezosa

tu orquesta, mariposa a mariposa,

hasta noventa te abren sus atriles.


Iberia, Andalucía, España en sueños,

lentas Granadas, frágiles Sevillas,

Giraldas tres por ocho, altas Comares.


Y metales en flor, celestes leños

elevan al nivel de las mejillas

lágrimas de claveles y azahares.

Alondra de verdad (1926-1936)


SUCESIVA


Déjame acariciarte lentamente,

déjame lentamente comprobarte,

ver que eres de verdad, un continuarte

de ti misma a ti misma extensamente.


Onda tras onda irradian de tu frente

y mansamente, apenas sin rizarte,

rompen sus diez espumas al besarte

de tus pies en la playa adolescente.


Así te quiero, fluida y sucesiva,

manantial tú de ti, agua furtiva,

música para el tacto perezosa.


Así te quiero, en límites pequeños,

aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,

y tu unidad después, luz de mis sueños.


Alondra de verdad (1926-1936)


INSOMNIO


Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.

Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,

y tú, inocente, duermes bajo el cielo.

Tú por tu sueño, y por el mar las naves.


En cárceles de espacio, aéreas llaves

te me encierran, recluyen, roban. Hielo,

cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo

que alce hasta ti las alas de mis aves.


Saber que duermes tú, cierta, segura

—cauce fiel de abandono, línea pura—,

tan cerca de mis brazos maniatados.


Qué pavorosa esclavitud de isleño,

yo, insomne, loco, en los acantilados,

las naves por el mar, tú por tu sueño.

Alondra de verdad (1926-1936)


AMOR

Góngora 1927


Era el mes que aplicaba sus teorías

cada vez que un amor nacía en torno

cediendo dócil peso y calorías

cuando por caridad ya para adorno

en beneficio de esos amadores

que hurtan siempre relámpagos y flores


Ella llevaba por vestido combo

un proyecto de arcángel en relieve

Del hombro al pie su línea exacta un rombo

que a armonizar con el clavel se atreve

A su paso en dos lunas o en dos frutos

se abrían los espacios absolutos


Amor amor obesidad hermana

soplo de fuelle hasta abombar las horas

y encontrarse al salir una mañana

que Dios es Dios sin colaboradoras

y que es azul la mano del grumete

—amor amor amor— de seis a siete


Así con la mirada en lo improviso

barajando en la mano alas remotas

iba el galán lacrándole el aviso

de plumas blancas casi gaviotas

por las calles que huelen a pintura

siempre buscando a ella en cuadratura


Y vedla aquí equipando en jabón tierno

globos que nunca han visto las espumas

vedla extrayendo de su propio invierno

la nieve en tiras la pasión en sumas

y en margaritas que pacerá el chivo

su porvenir listado en subjuntivo


Desde el plano sincero del diedro

que se queja al girar su arista viva

contempla el amador nivel de cedro

la amada que en su hipótesis estriba

y acariciando el lomo del instante

disuelve sus dos manos en menguante


«A ti la bella entre las iniciales

la más genuina en tinta verde impresa

a ti imposible y lenta cuando sales

tangente cuando el céfiro regresa

a ti envío mi amada caravana

larga como el amor por la mañana


Si tus piernas que vencen los compases

silencioso el resorte de sus grados

si más dificil que los cuatro ases

telegrama en tu estela de venados

mis geometrías y mi sed desdeñas

no olvides canjear mis contraseñas


Luna en el horno tibio de aburridas

bien inflada de un gas que silba apenas

contempla mis rodillas doloridas

así no estallen tus mejillas llenas

contempla y dime si hay otro infortunio

comparable al desdén y al plenilunio


Y tú inicial del más esbelto cuello

que a tu tacto haces sólida la espera

no me abandones no Yo haré un camello

del viento que en tus pechos desaltera

Y para perseguir tu fuga en chasis

yo te daré un desierto y un oasis


Yo extraeré para ti la presuntuosa

raíz de la columna vespertina

Yo en fiel teorema de volumen rosa

te expondré el caso de la mandolina

Yo peces te traeré (entre crisantemos)

tan diminutos que los dos lloremos


Para ti el fruto de dos suaves nalgas

que al abrirse dan paso a una moneda

Para ti el arrebato de las algas

y el alhelí de sálvese el que pueda

y los gusanos de pasar el rato

príncipes del azar en campeonato


Príncipes del azar Así el tecleo

en ritmo y luz de mecanografía

hace olvidar tu nombre y mi deseo

tu nombre que una estrella ama y enfría

Príncipes del azar gusanos leves

para pasar el rato entre las nieves


Pero tú voladora no te obstines

Para cantar de ti dame tu huella

La cruzaré de cuerdas de violines

y he de esperar que el sol se ponga en ella

Yo inscribiré en tu rombo mi programa

conocido del mar desde que ama»


Y resumiendo el amador su dicho

recogió los suspiros redondeles

y abandonado al humo del capricho

se dejó resbalar por dos rieles

Una sesión de circo se iniciaba

en la constelación decimoctava

Gerardo Diego, 1927

Fábula de Equis y Zeda (1926-1929)


A MANUEL MACHADO


Porque se llama Manuel

y Machado se apellida,

en su verso Muerte y Vida

juegan partida y nivel.


¿Quién vence? Tablas. Y él,

banderillero de Apolo,

supo, cantó y está solo:

ese poeta chapado

que se apellida Machado

y le llamaban Manolo.

Hasta siempre (1925-1941)



ADIÓS A PEDRO SALINAS


El cielo se serena

Salinas cuando suena


Cantan los verbos en vacaciones

jaculatorias y conjugaciones


Yo seré tú serás él será

La imagen de ayer mañana volverá


La imagen duplica el presagio

¿Rezas cuando truena el trisagio?


El mundo se envenena

Salinas cuando no suena


La música más extremada

es el silencio de la boca amada


Amar amar y siempre amar

haber amado haber de amar


Y de la media de la abuela

caen las onzas oliendo a canela


El cielo se enrojece

Salinas cuando te mece


Era tu reino el del rubor

Tanta hermosura alrededor


Rosa y azul azul y rosa

Cuidado que no se te rompa


Y por tus ojos la borrasca

y la ventisca y el miedo a las hadas


El cielo se aceituna

Salinas cuando te acuna


¿No habéis visto en flor el olivo?

Sí no sí no azar del subjuntivo


¿Nunca visteis el otoño del ciervo

no habéis sabido deshojar un verbo?


Llega diciembre y llora el roble

y el cocotero de Puertopobre


El mundo se espanta

Salinas cuando no canta


Cantan los verbos en la escuela

Redondo está el cielo a toda vela


¿Pedro Salinas Serrano? Falta

Y los niños de pronto se callan


Unos en otros buscan amparo

Todo más claro mucho más claro


El cielo quiere quererme

Salinas cuando te duerme

Gerardo Diego, 1952

Biografía incompleta (1925-1941)


CONTINUIDAD


Las campanas en flor no se han hecho para los senos de oficina

ni el tallo esbelto de los lápices remata en cáliz de condescendencia

La presencia de la muerte
se hace cristal de roca discreta

para no estorbar el intenso olor a envidia joven

que exhalan los impermeables


Y yo quiero romper a hablar a hablar

en palabras de nobles agujeros dominó del destino

Yo quiero hacer del eterno futuro

un limpio solo de clarinete con opción al aplauso

que salga y entre libremente por mis intersticios de amor y de odio

que se prolongue en el aire y más allá del aire

con intenso reflejo en jaspe de conciencias


Ahora que van a caer oblicuamente

las últimas escamas de los llantos errantes

ahora que puedo descorrer la lluvia

y sorprender el beso tiernísimo de las hojas y el buen tiempo

ahora que las miradas de hembra y macho

chocan sonoramente y se hacen trizas

mientras aguzan los árboles sus orejas de lobo

dejadme salir en busca de mis guantes

perdidos en un desmayo de cielo acostumbrado a mudar de pechera


La vida es favorable al viento

y el viento propicio al claro ascendiente de los frascos de esencia

y a la iluminación transversal de mis dedos

Un álbum de palomas rumoroso a efemérides

me persuade al empleo selecto de las uñas bruñidas

Transparencia o reflejo

el amor diafaniza y viaja sin billete

de alma a alma o de cuerpo a cuerpo

según todas las reglas que la mecánica canta


Ciertamente las campanas maduras no saben que se cierran como los senos de oficina

cuando cae el relente

ni el tallo erguido de los lápices comprende que ha llegado el momento de coronarse de gloria

Pero yo sí lo sé y porque lo sé lo canto ardientemente

Los dioses los dioses miradlos han vuelto sin una sola cicatriz en la frente

Biografía incompleta (1925-1941)


ESPERANZA

¿Quién dijo que se agotan la curva el oro el deseo

el legítimo sonido de la luna sobre el mármol

y el perfecto plisado de los élitros

del cine cuando ejerce su tierno protectorado?


Registrad mi bolsillo

Encontraréis en él plumas en virtud de pájaro

migas en busca de pan dioses apolillados

palabras de amor eterno sin

carta de aterrizaje

y la escondida senda de las olas

Biografía incompleta (1925-1941)



PALABRAS PROFÉTICAS

Homenaje a San Juan de la Cruz


Arrastrar largamente la cola del desmayo

sin miedo a una posible rebelión de fragancia

Dejarse florecer durante el mes de mayo

de alelíes las manos los ojos de distancia


Perdonar a la lluvia su vocación profunda

su amor de las estatuas su modelado egregio

perdonarla aunque luego sepamos que se inunda

de torsos mutilados el jardín del colegio


Olvidar los perfumes que lloran los colores

merecer los escorzos que renuevan el aire

Dimitir abdicar coronas y esplendores

corbatas fabulosas perdidas al desgaire


Porque querido amigo ya todo se compensa

mis deudas tus jazmines trastornos siderales

el muerto que se estira el caracol que piensa

y el ala de la tórtola prolongando hospitales

Poemas adrede (1926-1941)


AZUCENAS EN CAMISA

A Fernando Villalón


Venid a oír de rosas y azucenas

la alborotada esbelta risa

Venid a ver las rosas sin cadenas

las azucenas en camisa


Venid las amazonas del instinto

los caballeros sin espuelas

aquí al jardín injerto en laberinto

de girasoles y de bielas


Una música en níquel sustentada

cabellos curvos peina urgente

y hay sólo una mejilla acelerada

y una oropéndola que miente


Agria sazón la del febril minuto

todo picado de favores

cuando al jazmín le recomienda el luto

un ruiseñor de ruiseñores


Cuando el que vuelve de silbar a solas

el vals de «Ya no más Me muero»

comienza a perseguir por las corolas

la certidumbre del sombrero


No amigos míos Vuelva la armonía

y el bienestar de los claveles

Mi corazón amigos fue algún día

tierno galope de corceles


Quiero vivir La vida es nuevo estilo

grifo de amor grifo de llanto

Girafa del vivir Tu cuello en vilo

yo te estimulo y te levanto


Pasad jinetes leves de la aurora

hacia un oeste de violetas

Lejos de mí la trompa engañadora

y al ralantí vuestras corvetas


Toman las nubes a extremar sus bordes

más cada día decisivos

Y a su contacto puéblense de acordes

los dulces nervios electivos


Rozan mis manos dádivas agudas

lunas calientes y dichosas

Sabed que desde hoy andan desnudas

las azucenas y las rosas

Poemas adrede (1926-1941)





PALABRAS PROFÉTICAS

Homenaje a San Juan de la Cruz 


Arrastrar largamente la cola del desmayo

sin miedo a una posible rebelión de fragancia

Dejarse florecer durante el mes de mayo

de alelíes las manos los ojos de distancia


Perdonar a la lluvia su vocación profunda

su amor de las estatuas su modelado egregio

perdonarla aunque luego sepamos que se inunda

de torsos mutilados el jardín del colegio


Olvidar los perfumes que lloran los colores

merecer los escorzos que renuevan el aire

Dimitir abdicar coronas y esplendores

corbatas fabulosas perdidas al desgaire


Porque querido amigo ya todo se compensa

mis deudas tus jazmines trastornos siderales

el muerto que se estira el caracol que piensa

y el ala de la tórtola prolongando hospitales

Poemas adrede (1926-1941



LA SOMBRA DEL NOGAL

Homenaje a Vicente Aleixandre. 


La sombra del nogal es peligrosa

Tupido en el octubre como bóveda

como cúpula inmóvil

nos cobija e invita

a su caricia fresca

y van cayendo frutos uno a uno

torturados cerebros nueces nueces


Por las noches

sombra de luna muerta de el nogal

y van sucidándose una a una

sus hojas quejumbrosas

y pies desconocidos invisibles

las huellan las quebrantan las sepultan

librándolas así

del torbellino eólico

que azota a lo mortal abandonado

sobre la haz funesta de la tierra

impenetrable


Pero ¿quién pasa quién posa?

¿De quién los pies piadosos redentores?

Cometa errante (Hojas) (1968-1983)

martes, 29 de enero de 2013

PEDRO SALINAS


Pedro Salinas
Pedro Salinas, poeta y ensayista.


Pedro Salinas
Pedro Salinas, poeta, dramaturgo, crítico y ensayista español, asimilado a la generación del 27, nació en Madrid en 1891, hijo de un comerciante de paños. Estudió Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid.
Desde 1914 a 1917 fue lector de español en La Sorbona y desde 1922 a 1923 en Cambridge.
Posteriormente, en 1918 ganó la Cátedra de Literatura de la Universidad de Sevilla, en la que permaneció durante ocho años.
Su influencia en los jóvenes poetas andaluces fue importante, según afirmaba Cernuda, quien decía que “Quien acude a él halla siempre, por lo menos, una palabra cordial, un gesto, un estímulo”.
Regresa a Madrid, en 1926, y colabora con el Centro de Estudios Históricos, formado por un grupo de investigadores reunidos por Ramón Menéndez Pidal.
En 1932, funda la revista “Índice literario”, que tenía como objetivo informar a los hispanistas de las novedades en la literatura española. Además, fue secretario en esa época de la Universidad Internacional de Santander que fundó, en 1933, y en la que permaneció en dicho cargo hasta 1936, año en el que comenzó la Guerra Civil y tuvo que exiliarse a América en la que ejerció como profesor invitado en el Wellesley College, en Puerto Rico y en la John Hopkins University de Baltimore.
En esta época de exilio, sin embargo, tuvo una actividad incansable, tanto en publicación de libros,como en conferencias y trabajos de índole literaria. Siguió enseñando en varias universidades americanas entre 1943 y 1946.
Murió en Boston en 1951 y está enterrado en San Juan de Puerto Rico.


Su obra

Salinas describe a la poesía como “una aventura hacia lo absoluto. Se llega más o menos cerca, se recorre más o menos camino: eso es todo”. Además, indica que son tres los elementos de su creación poética: la autenticidad, la belleza y el ingenio, por ese mismo orden. Por ello, en la poesía de Salinas se aúnan de forma perfecta la inteligencia y el sentimiento, lo que propicia que la primera ahonde en el segundo, en una simbiosis perfecta, teniendo como consecuencia inevitable una gran belleza lírica.
Se puede afirmar que su arte poético está definido concretamente en el “conceptismo interior”, según afirma Leo Spitzer. Esto se manifiesta en paradojas y en la condensación de los conceptos, como si el poeta tratara de decir mucho con poco. Por ello, prefiere los versos cortos y especialmente la silva, huyendo de la rima, lo que depara a su poesía una claridad tal que el propio Lorca la definía como “proesía”.

En su obra poética, se pueden encontrar tres etapas o períodos:

La etapa inicial (1923-1932) en la que Salinas se ve especialmente influído por la poesía pura de Juan Ramón Jiménez, además de las influencias de los movimientos futuristas y ultraístas. En este período se advierte ya el protagonismo que el tema amoroso empieza a tener en su poesía. De este período son los libros Presagios (1923), Seguro azar (1929)y Fábula y signo (1931).

La etapa de plenitud (1933-1039), destaca la trilogía amorosaformada por las obras La voz a ti debidaRazón de amor y Largo lamento,inspirada en una estudiante americana de la que se enamoró.

La etapa del exilio (1943-1951), en la que destacan las obras El contemplado (1946), Todo más claro y otros poemas (1949) y su obra póstuma Confianza (1955).


Obra en prosa

Su primera obra en prosa es Vísperas del gozo (1926) que está influenciada por es estilo vanguardista de la época. Después de esta obra, Salinas se aparta de la narrativa durante veinticinco años y no vuelve a ella hasta la publicación de su novela La bomba increíble(1950) y El desnudo impecalbe otras narraciones (1951).

También realizó crítica literaria por su gran formación académica y estudios sobre literatura
española.